Autos:
volcados en un barranco,
vaciandose en las praderas,
hundiendose en roca fundida.

Basura:
finalmente olvidada,
dentro de una mina de oro,
donde nada se acaba.

Cloacas:
me gusta la palabra,
me recuerda a la familia,
nido y cuna de ratas.

Sabiduría:
verde, como las nubes,
estable, muy bien armada,
siempre misil sin rumbo.

Inicio,
comienzo,
principio,
origen.
No hay cuarteto mas falso.

Tal vez este:
arte,
pasto,
mierda,
¡carajo!

Los porteros del futbol mexicano y Niezstche (tres)

Partimos esta vez de la premisa de que todos los porteros (al menos los del futbol mexicano) van al cielo.

Por aquellos interminables días llenos de fracaso se topó nuestro trío de inadaptados resurrectos con otro de su calaña. Se llamaba Oscar, Oscar Perez, que en tiempos de tierra y materia fué conocido con el glorificante seudónimo de "el conejo". Lo hallaron durmiendo en un callejón de mala muerte, de poca virtud y de menos concurrencia. Entre dos calles de alto tránsito celestial en donde las direcciones de los conductores eran estrictamente paralelas y la falta de deseos perpendiculares lo dejaron a merced del olvido, o más bien, del desinterés.

Su plan, como llegaremos a ver, era atrevido.

Osado- dijo Niezstche.
Atrevido- repitió Carbajal.
¿Quien es este loco?- se preguntó Marin.

Por esos días, ya dijimos, ninguno tenia presente en su locura otra cosa que la depresión, y ese tal conejo no fue precisamente un respiro de aire fresco. Pero sabía lo que tenía que hacer. Con una elocuencia de avestruz les platicó, luego explicó, dijo, y finalmente gritó su plan.

5 de la tarde, un grupo armado entra en el palacio real del cielo. Las tuberias estan llenas de explosivos y el Señor está en su cama.

Despues de asesinar a la guardia angelica, el comando entra en la recamara del señor...

44

Soñé en tiempo
y de sitios
y de palacios
en este mundo.

Soñé astucia,
en mi contra.

Soñé gloria
y ganancia.

Soñé traición
y soñé llanto
y depresión
y aburrimiento.

Soñé muerte
y no entendimiento.

Soñé odio,
y rencor,
y violencia.

Soñé desgracia,
sin compasión,
luego fue:
soñé compasión.

Soñé grandeza,
nunca valiosa.

Soñé control
y poder
y voluntad
y era sueño.

Soñé sueño,
soñé ilusión,
y todos me dicen que los sueños no son reales.

Niesztche y los porteros del futbol mexicano en su primer intento de asesinato.

-Abrele wey.
-Perame- la "Tota" Carbajal sabia muy bien el peligro que representaba meterse a la cocina de la casa grande de las nubes, no iba a arriesgar la empresa por la prisa de un argentino barato.
-¿En cuanto tiempo regresa san Melquiades?
-En media hora, tu tranquilo que yo cuido aqui la puerta.- Era el "Gato" Marin que habia encontrado a Niesztche dos dias antes de que se dejara convencer por este par de locos de realmente matar a Dios.

El plan era este: Carbajal entraria a la cocina junto con el argentino y buscaria la salsa verde de san Melquiades, ya Dios los habia invitado a comer a su mesa y habian visto la adicción el Señor por ese aditivo alimenticio. Niezstche consiguió de unos traficantes un poco de veneno que haria el resto. El único inconveniente era san Melquiades, un papa del siglo II que estaba encargado de preparar la comida del altisimo.


-¿Sabes algo de ese Niezstche?
-Creo que era un filósofo*, nunca lo leí la verdad. Igual, eso aqui no vale nada- se refería claramente a la imposibilidad de encontrar una verdad absoluta.
-Es que es imposible encontrar una verdad absoluta- eso solo confirma lo que acabo de decir.
-El problema aqui en el cielo es que ya nadie cree en Dios, ya no hay religion aqui ya todos lo conocen.
-No por mucho tiempo.
-Bua-ja-ja-ja-ja- rieron malevolamente durante un rato.

Melquiades nunca llegó, ya sólo quedaba esperar...

Al otro dia el par de porteros y Niezstche charlaban en un parque cuando los interrumpió un gran trueno en el cielo. El sonoro clamor vino acompañado de la apertura de los cielos. En diez caballos blancos venian diez jinetes con altavoces que en estrepitosa carrera y ensordecedor grito clamaban: "El sagrado asistente ha muerto, ha sido envenenado, pena y llanto, Gabriel ha muerto".

No contaban con que Dios, un ser tan poderoso, tuviera la previsión de hacer que un súbdito probara sus alimentos antes que Él.


*tengo que confesar que soy muy irresponsable al escribir sobre Niezstche sin haberlo siquiera leido, pero espero se perdone esta falta por el caracter poco serio del relato.

Tito y la decapitación. (cuento de Jose Puig)

Jose Puig is a sociology student who happens to be the master of the beasts he describes in his short stories, taking us into the epic battles and unimaginable adventures that take place in his land.

Vivo en una gran casa, y siempre he tenido muchos perros. El instinto de los perros es un fenómeno biológico de gran asombro para los ojos humanos, incluso en un entrono domestico, los perros de mi casa formaron una sociedad, con hembra y macho dominante. Juntos, mis perros rondaban por el gran terreno, protegiendo las fronteras y atrapando roedores y aves para su diversión. Puedo decir con facilidad que eran los perros más felices del mundo. La manada estaba compuesta por tres hembras y un macho, Tito, un gran perro negro mestizo, de raza pastor alemán y malamute de Alaska, para que podamos imaginarlo, diré que era el tipo de perro que no puedes ni quieres ver una noche caminando hacia tu casa.

En fin, una noche de un domingo cualquiera, la manda fue a hacer su rondín rutinario, a ladrar contra la manda enemiga y a perseguir conejos y ardillas. Ese día, Tito falleció. Su muerte fue tormentosa, quedo atrapado entre las rejas de una pared y mientras se asfixiaba aterrado, la manada enemiga se acerco con ojos centellantes y lo atacaron, destrozando su hermoso pelaje. No fue sino un día después que fue descubierto por un anciano que vive en la cañada. Le dimos cristiana sepultura y nos despedimos de tan buen can, pero ahí no termino la historia.

Una mañana antes de ir al colegio, entré a la cocina para desayunar y beber café, había una pestilencia extraña en el aire, pero hice caso omiso del olor y proseguí con mi rutina. Mi hermano Diego fue el primero en verlo, había una cabeza de perro mutilada en la entrada de mi casa, mis perros habían vengado la muerte de su líder, asesinando y cortando la cabeza del macho dominante de la mandada enemiga. Trajeron el botín de guerra a mis pies y no pude hacer nada más que felicitar su astucia y su venganza.

Otra mas.

Miren esta papada.


Respetable.

Niezstche y los porteros del futbol mexicano en los cielos y lo que les sucedió allí.

Voy a contarles algo muy interesante que se dice paso hace unos años en el universo paralelo conocido como el Reino del Señor. Si no les parece como comienza este pequeño relato o creen que saben algo sobre esta situacion haganmelo saber para poder hacer las modificaciones pertinentes.

Cuentan, mas bien se cuenta por ahi, entre ciertos circulos sociales de personas muy religiosas, y teologos, que cuando el señor Niezstche murió, El Señor lo llamó a participar de su infinita gracia por los siglos de los siglos. Esto fue un duro (y bajo, sobre todo por la parte de "por siglos de los siglos") golpe para el alemán, ver a Dios vivito y coleando, regocijandose entre alabanzas y gloria en su trono eterno de oro y rayos y lluvia y fuego. Sus ojos de luz y su corona de diamantes de colores desconocidos parecian estar ahi solo para el descontento de Niezstche que reventaba de ira ante su parsimoniosa y superior y elegante presencia.

Y estuvo así varios años, decadas (que en tiempo celestial vienen a ser como tres meses doce dias, mas o menos). Y hubiera seguido asi para toda la ya mencionada eternidad si no hubiese sido por la llegada de un grupo de hombres peculiares, con rostros de alcantarilla y cuerpos de soldado y almas de basura. No llegaron todos al mismo tiempo. Y pasó algun tiempo desde que llegó el primero y conoció a Niesztche y supo quien era y estuvo de acuerdo con el y con sus planes. Se llamaba Antonio Carbajal, y queria matar a Dios. Niesztche lo conoció en la sala de billar, donde pasaba largas amargas horas bebiendo gloriosa cerveza y devorando cacahuates en la barra. Carbajal le preguntó si era algo normal del cielo el estar sufriendo tan cristianamente. Se hicieron amigos de inmediato.