Clínica de Adopción

Hombre: No encuentro tus pertenencias.
Mujer: ¡Es que no me pertenecen!
H: Eres pobre, eres muy pobre.
M: Todo esta nunca hubiera pasado si hubiera ayudado a esa pobre y linda trucha.
H: ¿Como?
M: Se estaba ahogando, ¡la pobre!, se retorcia en el agua.
H: No grites, vas a despertarlos.
M: ¿A quienes?
H: ¡Que no grites!, a los bebés idiota.
M: Cierto, cierto, los bebes. Me gustaria uno asiatico.
H: No estamos en Asia, si quieres uno asiatico tenemos que ir a Asia.

Van a Asia.

M: No entiendo, no se supone que debe haber bebes en los basureros?
H: ¿En Asia?, no va a ser facil.
M: ¡Mira, mira! ¡Encontre uno!... No, olvidalo ya está muerto.
H: ¿Muerto?, pero si respira.
M: Tiene los ojos cerrados, debe estar muerto. ¡no, mira los ha abierto, esta vivo!
H: Ya los volvió a cerrar, esta muerto.
M: ¡abiertos!
H: Cerrados.
M: Olvidalo, no quiero tener un hijo que muere y resucita como si estuviera parpadeando, y creo que ya no quiero un asiático, quiero un japonés.
H: Estamos en Japón.
M: ¡Muy bien!, que rápido llegamos.
H: Agarra ese, ese junto a las bolsas.
M: Perfecto, este está dormido.

Narrador: Después de una larga caminata adoptiva, la feliz pareja regresa a su país donde crían a su pequeño Asiático durante dos semanas, cuando empieza a salirle pelo y descubren que es un niño blanco, con pelo güero y ojos abiertos.

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